miércoles, 19 de octubre de 2016

JÍCARAS TRISTES

El poeta niño, un idealista, un reservado, un romántico, un hombre sedicioso y acéfalo desvaído, propenso de lo más pulcro de  la vida. Por más sencillas que fuesen, por mas sencillas que parezcan, encuentra la ternura delicada de cada elemento que pudiese desnudarse y resaltar su belleza natural al margen de todo lo que le encerrase. Un impulsivo sentimental  atado en sus propias emociones, insigne en el arte de la poesía, la música y la pintura, aún que seria la poesía la que pasaría a inmortalizarlo.  Hablamos de Edgardo Alfredo Espino Najarro.
Cruel desenlace de su vida, rodeada de misterios, pero hecho que dio a luz el único legado que nos dejo Espino. Su obra jícaras tristes, que en mis condiciones como estudiante me atrevería a llamarla como un usufructo cultural, que bien podría, ser promocionada de manera más amplia con el fin de enriquecer la literatura salvadoreña.

Jícaras tristes, es un espejo que refleja la belleza interna de nuestros paisajes cuscatlecos, no es sólo  una colección de poemas, pues Espino en cada uno de sus versos consigue introducir al lector en el vivo sentimiento de cada paraje, cerro, montaña, volcán, cañaveral, ríos,  o valles. Muchos de sus poemas están cargados de melancolía, y pasiones combinadas con aromas, colores, tradiciones  y geografía de la  tierra cuscatleca.  Aún que un par de poemas recaen en la figura femenina.

 Espino sabia algo, que los demás no sabíamos, el veía vislumbre donde los demás no podían ver, cabe la posibilidad que el misterio de la vida, no era una barrera en su existencia y en su pensar.

- ¿Quizá fue este misterio que le quitó  la alegría en si mismo?-

-¿Quizá una de sus múltiples crisis depresivas, unidas a la ingesta de bebidas alcohólicas?- 

-¿Quizá la infortuna en el amor?-

-La muerte de Alfredo espino es y será un secreto- Siendo este, un hecho de inferencia de todos aquellos lectores que abracen su fragancia poética-.

Casucas, auras del bohío, dulcedumbre, panoramas y aromas, pájaros de leyenda, el alma del barrio, son los apartados que componen jícaras tristes, sin embargo sólo recoge una parte de la producción del autor, ya que algunos de sus poemas pudieron perderse pues la recopilación y selección de los poemas fue labor realizado por su propio padre Alfonso Espino.

Jícaras, tiene un estilo de poesía delicada y singular ternura, algunos sonetos y versos libres rinden homenaje, al hombre campesino, vegetación, animales y la tierra salvadoreña. Personalmente, su apartado “pájaro de leyenda”, es el cantar más profundo a la naturaleza y los animales pues a pesar que siendo el más corto, no pierden esa esencia exclusiva  dirigida a las aves,  que de igual manera representan un anhelo, de libertad, y pone  en evidencia la belleza exótica de las aves, y su libre entorno, quiero presentar como vivo ejemplo, los primero cuatro versos del poema de la garza:

                                               LA GARZA
                        Garza de Cuscatlán del suelo mío.
                        Y entre el cielo y las lomas desaparece,
                        Y en viéndola bañarse me parece
                        la hospital candeal con que comulga el río.

Pues que hermosura figurar un animal tan majestuoso que por su naturaleza es libre, y viva de colores alegres, como estrellas fugases  de día que traen amarrado su canto.

Entonces podemos concluir que,  jícaras tristes es un canto a  la tierra salvadoreña, que fluye como corriente de agua de un rio, llenando diferentes pozas de agua cristalinas que reflejan la belleza de nuestra tierra cuscatleca, dentro de un cuadro paisajista.

Siendo el legado de Alfredo Espino, que se transmitirá para las nuevas fecundaciones.

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