miércoles, 19 de octubre de 2016

LA ÚLTIMA GUINDA

La Última Guinda es una novela salvadoreña de tendencia izquierdista, escrita José Rutilio Quezada. El tema sobre el que gira la obra es la vida de una joven salvadoreña, quien aspira estudiar Medicina en la Universidad Nacional. Su vida tranquila da un giro de 180 grados cuando sus estudios se ven frustrados debido a los constantes disturbios de la Universidad Nacional. Esto lleva a su madre a tomar la decisión de viajar a Estados Unidos, un viaje del cuál la protagonista decide regresar renunciando al asilo político para luchar por la causa de la guerrilla en El Salvador.

      La obra inicia en la antesala de la guerra, los primeros grupos guerrilleros se están formando y ocurren las primeras matanzas por parte del gobierno. Se mencionan eventos característicos de los años setenta, como la celebración de Miss Universo. Dicha celebración es satirizada con la siguiente frase “Miss Universo, otro intento de penetración yanqui. La oligarquía se divierte viendo cueros mientras el pueblo anda en cueros”. El autor no participa en la obra, por ese motivo crea una gran cantidad de personajes con que nos podemos imaginar fácilmente sin mayor descripción, tales como “El viejo verde de la esquina”, “El Choco Fred”, “Cornelia, la vieja chambrosa”. No obstante José Rutilo Quezada menciona a personajes secundarios muy variados, desde profesores de universidad hasta campesinos orejas. La narración de la obra es realizada en primera persona de parte de la protagonista: Zenaida.

      Los personajes de la obra son ficticios, sin embargo es fácil imaginarnos que hubieron personas con experiencias similares durante la guerra. Los eventos políticos y sociales que se narran en la novela son ciertos, también los lugares donde ocurren los eventos existen o existieron en realidad en el país. Muchos eventos históricos del país, que antes veíamos completamente ajenos, tan solo como unos párrafos en los libros de sociales, dejan de serlo tras leer la obra, ya que se interna la experiencia de haberlos vivido tal como lo describen los personajes de la obra.

      La novela gira alrededor de la guerra, sin embargo ésta no se vuelve una narración monótona ya que José Rutilio Quezada logra incorporar en una misma novela los temas del amor, la guerra, la muerte y la emigración de manera casi perfecta en que es difícil distinguir donde comienza un tema y termina el otro. De hecho, el no hace distinción.
      Ya que la obra abarca muchos aspectos de la vida salvadoreña, desde la vida universitaria y profesional hasta la vida guerrillera. El lenguaje utilizado por los personajes varía, desde palabrerío complejo como “Una gruesa cutícula a base de celulosa les permite retener el agua en los tejidos evitando la transpiración excesiva” (p. 47), dicho por un profesor de la Universidad Nacional al referirse a los cactus del desierto; hasta frases coloquiales como “Párese un ratito para darle una sobada” (p. 112). Es esta variedad la que hace peculiar la lectura de esta obra.

       La amplia variedad de temas tratados en la obra y el extenso vocabulario utilizado por el vocabulario hace al lector tener la satisfacción de “saber que se conoce algo más” al finalizar la obra. Entre los conocimientos que aporta esta obra al público en general están muchos detalles de cultura general, tecnicismos utilizados por la guerrilla y eventos históricos del país.

      Una de las características de la obra es que está escrita sin respetar el orden cronológico de los eventos, se llevan constantemente hasta tres etapas de la vida de la protagonista simultáneamente. Su vida en la universidad, su  vida como combatiente y su vida cuando huye del país junto a su madre. Para complicar más el orden de los eventos, muchas de las escenas en el campo de batalla están plagadas de constantes “flashbacks”. No es hasta llegar al final de la obra que todas estas historias se entrelazan y se comprende el orden en que realmente ocurrieron los eventos. Esto sin embargo no es el punto débil de la obra, ya que el lector experimenta un grato sentido de satisfacción al comprender gradualmente como las diversas narraciones en tres períodos de tiempo distintos terminan uniéndose. Al contrario de una obra tradicional, en la cuál solo existe la duda de “¿qué ocurrirá después?”, José Rutilo Quezada plasma la novela de una manera tan peculiar que nos genera muchas interrogantes durante la lectura “¿cuál evento pasó antes?”, “¿cuál ocurrió después?” y “¿qué ocurrió entre ambos eventos?”.

      Conforme avanza la obra empezamos a conocer que la Universidad Nacional es cerrada, que el novio de la protagonista (Zenaida) se une a las fuerzas combatientes. Y que con dolor Zenaida y su madre escapan del país con rumbo hacia Estados Unidos, pero no logran culminar su trayecto y regresan al país.

      Desde la mortal demostración de estudiantes, Sabino, el novio de Zenaida se separa de ésta y el único contacto que mantienen durante un largo período es una carta, que Zenaida cargó consigo todos los días del resto de su vida. Hasta que la bala de un soldado atravesó la carta y su corazón, culminando con la vida de la protagonista mientras los remanentes de la sangre se entrelazaban con las últimas gotas de vida de la sangre de su corazón.

      Un día Sabino regresa del campo de batalla y se refugia en el apartamento de Zenaida y su madre. Una vecina llamada Cornelia se percata que algo extraño ocurre y los denuncia con la Guardia Nacional. Sin embargo Sabino conocía el peligro en el que colocaba a su novia y su suegra, por lo que oportunamente escapó antes que llegara la Guardia.

      Es esta situación la que lleva a su madre y Zenaida huir del país. Tras una larga jornada en bus, hasta el norte de México y luego atravesar el desierto. Fatídica jornada en la que mueren muchos tras ser abandonados por los coyotes. Zenaida se salva, junto a otros pocos, pero su madre muere. Fue encontrada al borde del delirio en el desierto, mascando la planta del cactus para obtener un poco de agua. El gobierno norteamericano decide otorgarle asilo a ella y sus compatriotas que viajaban con los coyotes. Sin embargo Zenaida, durante su período de recuperación en un hospital fronterizo, decide que su destino está en El Salvador.

      Aquí es cuando Zenaida decide unirse a la guerrilla, en parte con la esperanza de volver a ver a su novio Sabino. En la guerrilla Zenaida debe acostumbrarse a un nuevo estilo, y debe dejar aparte todas sus costumbres de “burguesita”, como la llama Sabino, nótese que para Sabino, vivir con estilo de “burguesita” significa vivir en uno de los edificios multifamiliares de la colonia Montserrat.

      Y es que Zenaida, aunque hija de padres muy humildes, siempre la trataron de manera diferente. La llevaron a la Escuela y luego a la Universidad. Siempre la criaron como alguien especial, y no como sus vecinos de la ‘quebrada’ que andaban descalzos y sucios. Por esto Zenaida tenía un aire de orgullo frente a sus compañeros, era segura de sí misma. Sabía que su destino no estaba en ser pobre, siempre aspiró a más: a ser médico. Sus aspiraciones, no obstante, nunca fueron completadas. Decidió luchar por el país, por ideales que al final no estaba segura que existieran. Tan solo lo hacía esperando el reencuentro con Sabino.

      Es en las filas de la guerrilla cuando conoce a Andrea, Comandante Fabián, Orlando, Ballesttas y otros. Con los que vivirá y compartirá sus últimos tres años de vida. Tras participar en combates, la mayoría se encuentra cansado de la guerra, pero muy pocos se atreven a pedir el diálogo.

      Las personalidades de sus “compas” son muy variadas, por ejemplo el Comandante Fabián estaba de cierta manera enamorado de Zenaida; Orlando era de lo más radical y asesinaba sin piedad mientras el Dr. Ballestas jamás puso un dedo sobre el arma. Andrea, sin embargo, fue el personaje más importante para Zenaida en su vida en la guerrilla, ya que ella trató a la protagonista con mucho cariño. Con amor de hermanas, como lo describe José Rutilio Quezada. Lo único que jamás logró influir en Zenaida fue en su posición de espera hacia Sabino, a la única persona que pensaba entregarse completamente. Sin embargo, esto nunca ocurrió.


      El paradero de su novio queda en duda, ya que estaba planeado que se unieran ambos bandos en Guazapa. Pero en realidad nunca se unen ya que quedan rodeados por el ejército. Zenaida es la última de su grupo en morir. Sus últimas palabras fueron  “¡Ay Dios mío… Me arrepiento… Perdóname!”

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